miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rumbos en la línea de flotación del modelo narcokirchnerista.


Comienzan a apreciarse algunos rumbos en la línea de flotación del modelo

Por JUAN SALINAS BOHIL La imposibilidad de comprar dólares debido a la fuga de divisas marca un punto de inflexión en la marcha de lo que se ha dado en llamar "el modelo kirchnerista" o, como lo denominan sus exégetas, "el modelo nacional y popular", tan antiguo en su enunciado como en las políticas implementadas que llevan inexorablemente a un final por todos conocidos.
Como es costumbre, inmediatamente después de la prohibición, el elenco gobernante sacó un nuevo conejo de la galera denominado "quita de subsidios". Esos pases de malabares son habituales en el elenco gobernante que aturde a la opinión pública con nuevas medidas que intentan ocultan a la vista de los más inexpertos escandalosas situaciones anteriores. De tal modo, entre muchos otros puede recordarse que la ocupación del Parque Indoamericano dio publicitado origen al ministerio de la Inseguridad, y los episodios de violencia en River Plate a la creación del Operativo Unidad - Cinturón Sur que por Decreto intenta en teoría otorgar mayor seguridad a la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero tanto en la instalación de un inconstitucional corralito cambiario como en la quita de algunos pocos subsidios no existen mayores explicaciones del porqué de las medidas ni cómo se instrumentarán. Si esto no es una improvisación mayúscula, en mucho se le parece. A todo esto, un socialista de fuste, segundo muy lejos en la reciente compulsa electoral, Hermes Binner, acaba de pedir el congelamiento de precios y salarios por tres años para doblegar la inflación. Es raro que no se le haya ocurrido aplicar la misma norma a la tarifa del peaje de la autopista Rosario-Santa Fe que incrementó durante su gestión de 1,60 a 6 pesos. Eso, sin olvidar que le otorgó cinco años de gracia a los nuevos concesionarios para repavimentarla en su totalidad, es decir que el dinero para tal tarea lo colocan los contribuyentes.
Sin embargo, lo inaudito es que la prohibición de comprar dólares no es una broma gubernamental de mal gusto sino un ataque más a los derechos individuales que señala la Constitución. En efecto, el gobernante -que más actúa como monarca que como elegido republicano- supone, prejuzga, que el súbdito es culpable antes de que haya dado muerte al ciervo en el real bosque. El Recaudador de Impuestos -el hombre más odiado del reino por siempre- dice que va a estudiar con detenimiento el pedigrí de cada uno de los vasallos para después autorizarlos o no a tensar la cuerda del arco. Podrá también, si lo desea en un futuro, estudiar su caso para autorizarlo a salir del país, cuestión esta que de hecho realiza porque sin dólares es imposible trasladarse al exterior, salvo que se crea que la moneda argentina tiene valor fuera de los países limítrofes. La situación nos remite al año 2008 cuando en plena crisis financiera internacional el Banco Central intentaba controlar la fuga de capitales con una fuerte intervención. Fue en esa situación, dada a conocer dos años y medio después, que se supo de una importante compra de dos millones de dólares por parte de Néstor Kirchner, cosa que suponemos no podría realizar en la actualidad. O posiblemente sí.
La prohibición de comprar dólares intenta "beneficiar" al gobierno porque obliga a seguir gastando en pesos lo que no se puede ahorrar en moneda extranjera para cubrirse de la inflación; mantiene al dólar oficial falazmente quieto; favorece los manejos de cuevas financieras donde cualquiera puede comprar el billete paralelo a un precio mucho mayor que el de pizarra, resultando extraño que los funcionarios que persiguen con tanto aspaviento al chiquitaje no detecten nunca ese tipo de compra-venta. Tanta alharaca persecutoria ocasionó que aquellos que tienen plazos fijos en dólares hayan comenzado a cancelarlos a su vencimiento, confirmando una vez más que en Argentina los remedios políticos suelen ser mucho peor que las enfermedades económicas que se dicen combatir.
Por su parte, la anunciada quita de subsidios por valor de 130 millones de dólares no le hará ni cosquillas al monto total que alcanzan, de acuerdo al valor de dólar con que se lo mida, unos 15 mil millones. Los anuncios han sido una buena excusa para alegrar a las clases bajas, principal sostén del partido oficial, que entiende que aquellos que pueden ahorrar en dólares son poco menos que delincuentes. Lo mismo sucedió con el gozo que manifestaron con la implantación del corralito. El júbilo clasista, no les permitió ni les permite darse cuenta que gracias a esos ahorros pueden realizar trabajos menores de albañilería, pintura, plomería, cocina, limpieza, carpintería, electricidad, jardinería y tantos otros que le permiten llevar el sustento a sus familias.
Numerosos personajes relacionados con el mundo económico manifestaron su beneplácito por la medida de quitar algunos subsidios, manifestando que sería un buen comienzo para reordenar la economía. La publicidad oficial hace hincapié en que de ahora en más serán los que más tienen quienes pagarán más por los servicios y pone como ejemplo el caso de la calefacción del agua de piletas de natación que se realiza en algunos lugares. Incompleto, el comentario no indica cuántos son los natatorios que cuentan con semejante característica pero es fácil adelantar que son muy pocos. Los pobres seguirán manteniendo el sistema que comienza a desbarrancarse. Por eso cada día se necesitan más. ¡Aleluya!
Lo que no se dice de la posible quita y reducción de subsidios es que cuándo se producirá -si es que sucede- y que si a ello se le agrega la prohibición de comprar dólares es que la fiesta adelanta su fin. No será de un día para el otro porque hay fondos suficientes en las cajas del Estado para continuar esquilmándolas y hasta es posible que merced a los buenos oficios de potencias occidentales Argentina se beneficie con nuevos créditos internacionales que irán a parar vaya a saberse dónde pero que seguirán incrementando la deuda externa y alimentando el clientelismo. Todavía la población puede bailar algunos tangos más. Mientras tanto, economistas y políticos supuestamente opositores continúan señalando a la inflación como supuesta causante de los males que invocan. Es una muy buena excusa para no ocuparse del "modelo", al que el 54% de los electores ha votado incluso, creemos, p

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