lunes, 15 de agosto de 2011

Se puede vivir en una sociedad seria.


CREER QUE SE PUEDE

CREER QUE SE PUEDE
“Usted, ¿a quien le va a creer, a sus ojos o a mi?” Groucho Marx

Por Malú Kikuchi       (14/8/11)


 La frase de Groucho Marx podría adjudicarse a la mayoría de los encuestadores argentinos. ¡Un visionario!

         En el país del “no se puede” en que hemos convertido a la Argentina, y lo escribo en plural, porque lo hemos permitido entre todos, -algunos a sabiendas y la mayoría distraída tratando de vivir o de sobrevivir de la mejor manera posible, algo bastante difícil en estos tiempos-, preguntemos por qué no se puede, cuáles son las razones lógicas para que no se pueda.

         ¿Por qué no se puede desalojar a las más de 10.000 personas que tomaron tierras que no les pertenecen en Jujuy? ¿Por qué el desalojo no puede hacerse dentro de la legalidad? ¿Por qué se permiten los cortes de ruta que aíslan a la provincia de Bolivia?

¿Por qué el gobierno provincial que tiene la ley de su lado y la legitimidad del voto que lo puso al frente de Jujuy, no puede poner orden y tiene que recurrir a una dirigente social para calmar los ánimos? De paso le permite hacer una extraordinaria demostración de fuerza, de cara la sociedad y amenazar a futuro con más tomas si no se hace lo que ella dice.

¿Por qué no puede Zaffaroni, como cualquier ciudadano, demostrar su total inocencia en el caso de sus departamentos alquilados como prostíbulos? ¿Por qué tiene que recurrir al apoyo forzado o no, de universidades, intelectuales, abogados y militantes, que juran que el juez no sabía? ¿Es posible, lógico o normal que no supiera? ¿Vive en Babia?

¿Por qué Eugenio Raúl Zaffaroni puede seguir siendo juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación? No es ético, no es moral, es indigno de la institución a la que pertenece. Si no sabía, es tonto, no puede ser juez; si sabía, no merece ser juez, y no vale la pena descalificarlo.

¿Por qué no se pudieron entregar las boletas de los diferentes partidos en tiempo y forma? El estado no pudo. Dicen los malpensados de siempre, que son muchos en un país como Argentina, engañado una y otra vez, que había que evitar que los barones del conurbano, heridos durante la confección de listas que priorizaron la Cámpora cristinista, por sobre los fieles punteros de los municipios. entregaran a su gente las boletas ya cortadas, sustituyendo una candidata a presidente, por otro candidato al mismo puesto.

¡Será posible tanta maligna imaginación! Los barones son incapaces de tamaña traición. Ishii, que los fue a desenmascarar en 2009, cuando K perdió ante De Nárvaez, aparentemente, no encontró ningún traidor. ¿No encontró? Como decía un entrañable personaje de Gasalla: “¡Nunca lo sabrás!”

¿Por qué Adolfo Rodríguez Saa puede ser al mismo tiempo candidato a senador por San Luis y candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires? Es un disparate cósmico, digno del planeta Xilium. La Junta electoral de la provincia dice que no se puede. El juez Blanco dice que ya se repartieron las boletas y no se pueden retirar. ¿Por qué no se pueden retirar?

Porque si no las retiran, la gente confundida que quiere votarlo, lo hará sin saber que el voto al Adolfo no es válido, aunque si lo es el del resto de la boleta. Pero sirve, porque el Adolfo le resta votos a Duhalde y eso es importante para el ajedrez electoral oficial de la provincia, No es que no se pueda, es que no conviene.

¿Por qué se reparten las urnas desde el sábado, cuando normalmente se las lleva a las escuelas cuando estas abren y ya está el presidente de mesa en su lugar para constatar que están en condiciones antes de iniciar la votación? ¿Quién cuida las urnas la noche del sábado al domingo? ¿Es lícito que duerman solas? Es raro. Dicen que es para agilizar el trámite. ¿Cual? La mala gente sospecharía fraude. Por supuesto que no ha de ser así. ¡Dios no permita! Y perdón por mezclar a Dios en esto de la política, pero otros ya lo han usado para hacer propaganda electoral.

Advierten desde el gobierno y lo transmiten todos los medios, que el escrutinio será complicado y muy, muy lento. En CABA será  rápido. En todas las provincias que ya votaron para gobernador y legisladores, será más rápido. El problema radica en las provincias, ocho de ellas, que votan además para senadores nacionales y provinciales. Hay que sumar diputados nacionales y provinciales. En algunos lugares, se votan  intendentes, ediles y consejeros escolares. En muchos distritos de la provincia de Buenos Aires las boletas son demasiado largas, difíciles de comprender, complejas para elegir, a medida para confundir. ¡Y siempre en la provincia de Buenos Aires!

¿Por qué no se pueden tener elecciones simples, con menos candidatos y a menor cantidad de puestos? En casi todos los países  es menos complejo. ¿Por qué no se pueden organizar elecciones diferenciadas y con sistema electrónico? En Brasil, no hace demasiado tiempo, votaron 100 millones de personas y en 2 horas se tenía el resultado de la victoria de Dilma Roussef. Salvo que en verdad Argentina crea, como dice Aníbal Fernández, “que el voto electrónico permite el fraude”. Hay que reconocer que es decididamente creativo el ministro que aseguró que “la inseguridad es una sensación”.

Esta vez, los encuestadores han callado. El pretexto es que es una elección diferente, que se hace por primera vez, que no se conoce la cantidad de gente irá a votar, que no se sabe si los votantes entendieron para qué eran estas elecciones (¿para qué eran?), y de esta forma se han ahorrado un papelón más. ¿Aunque que le hace una mancha más al tigre?

Si nos permitimos creer en la incuestionable realidad que dice que los gobiernos  ganaron las elecciones en todos sus distritos, salvo Catamarca; si creemos en los números que nos han repetido una y otra vez, si creemos en la supuesta lógica de la política y de sus analistas, David jamás le hubiera podido ganar a Goliat. Pero como David no tenía asesores de imagen, ni encuestadores, ni medios afines, ni digitadas operaciones de prensa, contaba sólo con una honda, 5 piedras y fe; se enfrentó a Goliat el invencible, y le ganó.  

Hay que decirle basta al país del “no se puede”. Se puede.
Sustituyendo un verbo de Diego Torres, creamos que se puede.

 “Creer que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera, pintarse la cara color esperanza, tentar al futuro con el corazón.”  (“Color esperanza”, Diego Torres.)

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