OPINIONES DIFERENTES PARA ANALIZAR LAS
ELECCIONES EN BUENOS AIRES
Reflexión del día después,
por Daniel Kaminszczik
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11 de Julio de 2011
Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Sería
ingenuo de parte de quien conozca mínimamente
los rudimentos básicos de nuestra historia,
buscar y rebuscar culpables y/o responsables de
la impresionante derrota de ayer en las urnas
porteñas únicamente en el propio espacio.
Fue el puerto de Buenos Aires el que traicionó
la Revolución de Mayo y, de no haber sido por
las heroicas desobediencias de Belgrano y San
Martín, hubiera terminado de un solo golpe con
el sueño criollo de libertad e independencia y,
desde entonces y hasta hoy, han operado en
contra de todo intento popular en esa dirección.
Está claro que el tristemente célebre
"mediopelo" siempre se ha mirado en el espejo de
arriba e íntimamente alberga la esperanza de
pertenecer, de ser aceptado en las alturas, de
"salvarse", de salir del anonimato, de ser
alguien, de figurar aunque sea un poco en el
entramado de esa élite de "ciudadanos de
primera" que los habitantes de la capital
eternamente han pretendido ser.
También pecaríamos de naif si ignorásemos el
daño causado por los recientes escándalos al
interior del FPV (Shocklender, Rachid, etc.) o
por el bombardeo de los medios concentrados que
sin duda alteraron la intención de voto de
importantes sectores medios pero: ¿perdimos sólo
en esos sectores?...¿cuál fue la respuesta en
los sectores populares de la ciudad, aquellos en
que la necesidad y el abandono son algo así como
el pan de cada día?
Es ahí donde deberíamos hacer hincapié al
momento de analizar la bochornosa derrota de la
víspera.
Ya va siendo hora de que la militancia porteña
empiece a ver la realidad en lugar de sentarse a
esperar que les llegue el turno en la lista de
espera por el cargo.
Militar no es solamente arrear tropa a los
actos, colocar banderas en lugares
preferenciales y cantar cosignas al son de
fanfarrias murgueras y al calor de la cerveza.
Militar es "embarrarse las patas" en el día a
día, tener presencia en aquellos barrios y ser
artífices de la organización popular que permita
el efectivo ejercicio de los derechos que nacen
de la necesidad, es ir Junto al Pueblo, ni
adelante ni atrás, en la lucha cotidiana por el
cambio profundo de la realidad de cada familia
sin vivienda, de cada pibe sin escuela, de cada
joven sin empleo.
Sólo sumergiéndose en esa lucha bien hasta el
fondo, nuestros militantes y dirigentes lograrán
alguna vez ser visualizados por el Pueblo
porteño como interlocutores válidos capaces de
transformar la adversa realidad que lo aqueja.
Sólo asumiendo ese deber como propio podremos
jactarnos de ser verdaderos "soldados del Pingüino".
Entonces y sólo entonces podremos pensar en la
posibilidad de recuperar Buenos Aires para el
Proyecto Nacional y Popular.
FUENTE; (Agencia Paco Urondo)
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