martes, 10 de mayo de 2011

Unas 90 mil personas se reunieron en el Zócalo, la plaza más importante de México.

México vivió una jornada con una multitudinaria marcha en contra de la violencia
Unas 90 mil personas se reunieron en el Zócalo, la plaza más importante del país norteamericano
08/05/2011
Una multitud se reunió esta tarde en la Plaza del Zócalo de Ciudad de México, la plaza más importante del país de habla hispana.
La marcha caminó durante 90 kilómetros durante cuatro días para exigir un cese a la violencia que invade al país. Gritos de "no están solos, no están solos", acompañaron a los manifestantes durante todo momento.

Según las primeras informaciones oficiales, al menos 90 mil personas se dieron cita en la capital mexicana, mientras que los organizadores calculan 200 mil asistentes.

"No más muertes, no más odio", dijo el poeta Javier Sicilia ?promotor de la marcha- al inicio de su discurso, en el que pidió la renuncia del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
"Si hemos caminado y hemos llegado así, en silencio, es porque nuestro dolor es tan grande y tan profundo, y el horror del que proviene tan inmenso, que ya no tienen palabras con qué decirse. Es también porque a través de ese silencio nos decimos, y les decimos a quienes tienen la responsabilidad de la seguridad de este país, que no queremos un muerto más", dijo.
Y es que el escritor sabe de lo que habla, ya que el 27 de marzo pasado su hijo fue asesinado a la salida de un bar. Por ello, Sicilia ahora exige respuestas efectivas a la clase política y condena las acciones de los "señores de la muerte", que han causado unos 40 mil muertos en cuatro años.




El grito desde las entrañas; no más sangre


Por Verónica Villalvazo


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Oaxaca de Juárez, 09/05/11.- Hace algunos años cuando se vivía la primera conmemoración de la brutal represión que se vivió en Atenco, el cual el único delito que cometió fue defender su tierra, mi madre me comentó llena de dolor el diez de mayo de ese mismo año; "por qué no salimos todas a marchar, pero todas las madres, todos son nuestros hijos, cualquiera de ellas son nuestras hijas, y entonces haber que haría éste cabrón (Calderón), a ver si nos mete a todas a la cárcel".


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Sabias palabras que dijera una madre la cual hasta el momento no le tocado la mala fortuna de que le asesinen a una de sus hijas, sin embargo fueron deseos apagados por la apatía de sus mismas hijas, amigos y amigas, conocidos, sus palabras me pesaron " pero quién me va a hacer caso", todos nos quejamos pero nos da miedo salir, no nos atrevemos, hasta que nos pasa algo".

Un merecido reconocimiento para el poeta Javier Sicilia, por salir, levantar la voz, lograr que cientos de personas salieran desde el 5 de mayo en marcha de la ciudad de Cuernavaca Morelos, para culminar en el corazón de la capital del país este 8 de mayo, con miles unidos y unidas en la mayoría de los estados del país por una causa, detener YA, los mares de sangre que corren por nuestro México tan pisoteado, descalificado, violentado, asesinado.

Sin descalificar el importante movimiento que ha generado Sicilia, mi madre cuestiona nuevamente, ¿tenía que hacerlo alguien famoso?, ¿los ciudadanos comunes no podemos?, ¿necesitamos siempre que lastimen a un familiar de un personaje de renombre para que entonces, sí salgamos? ¿Qué no hay otros miles de familias que también sufrieron lo mismo que él?, ¿Por qué estos miles no salieron a gritar un ya basta, no más sangre, con lo que pasaron las triquis (San Juan Copala), o Leticia Valdés y su hijo, o por los niños de la guardería ABC, o por lo que le paso a Juana, a José, Miguel, Juan, Melchor, o a los migrantes?;¿Teníamos que esperar hasta hoy?; ¿Por qué?

Preguntas que no logró responderle a mi madre, indignada; las cuales analizándolas tienen mucho de razón, ¿Qué es lo que nos ha detenido durante este tiempo para unirnos a todas las causas?, recuerdo aún el 19 de octubre de 2010, día en que mataron a Teresa Ramírez una joven mujer indígena triqui, la cual acompañaba a su marido y fue brutalmente asesinada, Teresa tenía 4 meses de embarazo, dejó huérfanos a 6 pequeños, tres de sus bebés sobrevivieron a la emboscada; en ese entonces se hizo un cuestionamiento a organismos defensores de los derechos de los pueblos indígenas que no salieron siquiera a exigir se hiciera justicia, a los defensores de los derechos de los niños, los cuales pareciera tampoco fueron suficientes estos pequeños para que se manifestaran por ellos, a las mujeres que gritan basta ante la ola de violencia contra nosotras y de las cuales no salió un solo grito en defensa de esta MUJER.

Nos llenó de orgullo el corazón observar en las diferentes marchas diversos grupos unidos este 8 de mayo, en efecto un día histórico para el hartazgo, pero mucho más fuerte sería que no se permitiese que ninguna o ninguno de nosotros fuera lastimado, levantarnos si fuera posible a diario para unirnos al dolor de nuestros hermanos en desgracia, porque todos somos mexicanos, porque a todos nos duele tener un grupo de "autoridades" que no saben qué hacer con el país, que no saben ya donde lavar sus manos llenas de sangre de todas y todos nosotros.

Ojalá, esta misma respuesta la tengan los cuestionados 250 desplazados de San Juan Copala, que marcharan el próximo 23 de mayo de Oaxaca a la Ciudad de México y de México a San Juan Copala, ojalá todas estas voces también se unieran a su dolor, ojalá los acompañen para que ellos también puedan gritar coberturados por los medios libres y los convencionales, ¡Justicia!

La última propuesta de mi madre; ¿"por qué no nos encadenamos las mujeres en todo el país?, empezando en los kioscos de los zócalos, llenando las carreteras, y que entonces nuestros amigos, compañeros de trabajo, esposos, hijos, hermanos, nos ayudaran con alimento, cuidándonos de no ser agredidas, ¿por qué no nos unimos todas las madres"?.

Una vez más el deseo de una mujer común y corriente, que seguramente no quiere perder a sus hijas, o nietas, nietos, yernos, amigas, amigos, y que con seguridad como ella misma dice se quedara su intención en un, ¿Por qué no?, lamentablemente aun necesitamos que venga alguien con prestigio y nos jale a todos para entonces gritar, ¡ESTAMOS HASTA LA MADRE!

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