domingo, 15 de mayo de 2011

Correa gano por muy poco en su planteo de destrucción de la República.

ECUADOR

APRETADO TRIUNFO DEL GOBIERNO EN LA CONSULTA POPULAR
Rafael Correa tendrá que revisar el rumbo de su gobierno en Ecuador
por Emilio Marín

El 7 de mayo la población ecuatoriana votó en un referendo propuesto
por el gobierno para encarar reformas, sobre todo judiciales. El
resultado definitivo aún se demora pero habría un apretado triunfo de
Correa.


La Revolución Ciudadana en Ecuador tenía muchas esperanzas de una
amplia victoria en la consulta popular del 7 de mayo.
Harto de que el parlamento demorara y pusiera en el freezer varias
iniciativas enviadas por el Ejecutivo, se convocó a esa votación. El
padrón de más de 11 millones de ecuatorianos diría su palabra. Las
elecciones democráticas son la forma normal como se conduce Rafael
Correa. Ganó siete desde las presidenciales de 2006 y su reválida de
2009, luego que en 2008 se aprobara una nueva Constitución previos
comicios para Asamblea Constituyente.
No está de más consignar esos antecedentes democráticos del economista
atacado de ?autoritario?, ?enemigo de la prensa libre?, ?chavista?,
etc, por la prensa monopólica, el establishment empresarial y la
embajada norteamericana. Cualquier parecido con Argentina no es
casualidad?
La elección de mayo tenía 10 preguntas a responder con un Sí o un No;
cinco de las cuales tendrían impacto en la letra de siete artículos de
la Constitución, sobre un total de 444.
Las propuestas del gobierno no eran irrelevantes. Una de las preguntas
?la número 4- aludía a una reforma judicial, cambiando el Consejo de
la Magistratura para una transición que terminara con la sospecha de
corrupción que sigue como sombra a la justicia. Otra pregunta ?la
número 9- apuntaba sobre los dueños de medios de comunicación,
auspiciando un Consejo que regule los contenidos de lo que publican.
En ese tema mediático, otra pregunta giraba sobre la prohibición a las
empresas periodísticas a tener inversiones en otros rubros de la
economía.
Volviendo a los tópicos de la justicia, otro punto de la compulsa
fueron ciertas excarcelaciones. El gobierno propuso que en delitos
graves no se aceptara sumas de dinero para autorizarlas. La denuncia
presidencial fue que jueces corruptos habían liberado de ese modo a
11.000 delincuentes. No habría habido en esos casos solamente fianzas
sino también coimas.
Discutible o no, la consulta también incluyó la prohibición de juegos
de azar y corridas de toros cuando éstas incluyeran la muerte de los
animales. Muy posiblemente había otros asuntos más importantes sobre
los que expedirse, omitidos,  y aquéllos fueron de relleno.
La sensación que había en la previa es que el Sí ganaría con un 60 por
ciento de los votos. Los sondeos indicaban eso. Hasta los diarios de
la oposición más conservadora ?entre ellos El Comercio, del Grupo de
Diarios de América, colateral de la SIP- estaban resignados a la
séptima paliza desde el 26 de noviembre de 2006.

Euforia, tristeza y recuperación
Por esos tres estados de ánimo tan diferentes pasaron el presidente y
su oficialista Alianza País, luego del cierre de la votación. En base
a los sondeos de boca de urna de la empresa Santiago Pérez, única
autorizada por el Consejo Electoral Nacional (CNE), los medios
difundieron un resultado que a la postre se demostró exagerado. La
opción por el Sí habría ganado con entre el 61 y el 64  por ciento de
los sufragios.
Fue el momento de euforia de Correa, quien dio por cierto que había
ganado por más de 20 puntos. Esto se correspondía con su objetivo
previo, de ganar en las 10 preguntas, en por lo menos 18 de las 24
provincias y hacerlo en forma contundente. El 60 por ciento más era el
objetivo cumplido. Llegaron las felicitaciones de Hugo Chávez y Evo
Morales.
Sin embargo, cuando el escrutinio oficial comenzó a tomar los datos de
las 24 provincias, ese panorama comenzó a virar. Las diferencias entre
el Sí y el No se redujeron a tres o cuatro puntos. Incluso en las
preguntas que más importaban a gobierno (las citadas número 4 y número
9), el No obtenía una leve diferencia a su favor.
Fueron tres días de tristeza para el oficialismo, cuando de golpe se
había esfumado su amplia victoria. ¿Tanto había cambiado la realidad?
Sí y no, para jugar con las opciones en pugna. Sí había cambiado,
porque ese sondeo a boca de urna estuvo mal hecho y dio una pésima
idea de los resultados, pecando de un optimismo que no se correspondía
con la realidad. Pero a la vez no había cambiado tanto, pues el
gobierno alertó primero y denunció más tarde que el escrutinio oficial
cargaba los datos de las provincias de la Sierra y zonas indígenas
donde tenía preponderancia el No, en tanto demoraba los de las
provincias más pobladas, donde el Sí era mayoría.
Esas provincias con mayor población y electores son Guayas, Pichincha
(donde está la capital, Quito), Azuay y Manabí. En Guayas había más
padrón de votantes que en siete de las otras provincias más pequeñas o
menos pobladas. Y en esos mayores distritos se demoraba ex profeso el
escrutinio, con la participación de los fiscales de los partidos
opositores, para que los guarismos no favorecieran al gobierno. En
cambio, por el mismo motivo, se aceleraba el conteo en las otras
provincias, para dar la impresión ?por los medios de comunicación- de
que se estaba ante una derrota gubernamental.
Fueron tres días de tristeza y decepción.
Desde el 11 de mayo en adelante, cuando avanzó el escrutinio en
territorios demorados, la estadística volvió a sonreír a Alianza País.
Aún no terminó el conteo pero los números oficiales dan la delantera
al Sí en las 10 preguntas, aunque con un margen muy estrecho de 2 a 4
puntos. Según el presidente, que prefiere ver el vaso medio lleno, la
diferencia será de 4 puntos sobre la oposición, esto es medio millón
de votos en cada pregunta.

Medio vacío, medio lleno
Desde que recuperó el habla, Correa hizo dos ruedas de prensa en el
Palacio de Carondelet. Dijo que el gobierno estaba feliz porque había
ganado y que la oposición debía estar también feliz porque había
perdido por menor margen. Entonces unos y otros, felices, debían
ponerse a trabajar por un país mejor. Todo un lugar común que tiene
escasas posibilidades de hacerse realidad porque las diferencias
políticas y económicas entre Alianza País y los partidos de oposición,
que generalmente no logran ponerse de acuerdo entre sí, no van a
desaparecer así nomás. Esta de la oposición es otra coincidencia no
casual con Argentina?
Un periodista crítico del gobierno, Marco Lara Guzmán, del diario Hoy,
escribió ayer: ?¿hay realmente oposición orgánica, coherente,
funcional, eficaz, o se trata solamente de un conjunto de opinantes de
mayor o menor estatura, incapaces de actuar con un mínimo sentido de
unidad, sabiéndose, como se sabe, que la insuperable diversidad
doctrinaria o personalista bien podía someterse a un inteligente
accionar colectivo??.
Aún con esos límites políticos, ese amontonamiento tan contradictorio
de partidos de derecha, de centro y parte de la izquierda (Movimiento
Popular Democrático), con la mayoría de la dirigencia indígena
(CONAIE), todos opuestos a Correa, se dieron un gusto. Ganaron con el
No en 10 provincias, que no es poca cosa. Si ese hecho político
alumbrará una oposición mejor conformada, parece muy dudoso, por lo
recién expuesto en Hoy.
Otro diario, El Comercio, más oligárquico, atiza a esa oposición a que
se pinte la cara para la guerra que se viene. Carlos Larreategui
escribió el 11 de mayo una nota titulada ?La derrota política de un
modelo autoritario?: ?debemos saber que lo peor aún está por venir y
que es necesario defender como nunca nuestros derechos y libertades?.
Correa sufrió un intento de golpe de Estado policial el 30 de
setiembre del año pasado, estuvo preso de los amotinados y su vida
corrió serio peligro. Ese  dato ilustra que la situación ecuatoriana
está lejos de ser completamente estable y pacífica, sobre todo por
acciones de la oposición, que echa todas las culpas sobre el gobierno.
¿Qué hará ahora Correa, luego de una victoria ajustada e importante?
Ya cambió tres ministros, lo que da una idea de que está mirando al
frente interno para superar errores. Pero esa movida es insuficiente.
¿Cómo reaccionará en política? ¿Profundizará la Revolución Ciudadana,
que enervará a la oposición, o suavizará las aristas más bolivarianas
de su gestión?
Uno de los caminos posibles lo expuso el vicecanciller, Kinto Luccas.
En suma, planteó profundizar el contenido antiimperialista de la
gestión, trabajar para una nueva alianza con el movimiento indígena y
la CONAIE, y enfatizar en la militancia con más organización
partidaria y social en vez de confiar tanto en la propaganda. Sin el
movimiento indígena no se puede avanzar en Ecuador, dijo. Parecen
buenas reflexiones luego del 7 de mayo y se pueden leer entrelíneas
como una primera autocrítica.

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