lunes, 20 de junio de 2011

Libia y una carta conmovedora.


CARTA ABIERTA A ROSA REGAS (JR)

Estimada Rosa:
Te ruego encarecidamente que me dediques unos minutos en esta lectura. Yo les he dedicado bastante más a tus libros, aunque admito que se leen con bastante másHe leído y firmado el manifiesto que has redactado en contra de la guerra de Libia y al hilo de lo recogido en éste quería plantearte varias cuestiones:
Tu manifiesto tiene el enorme valor de reflejar el desconcierto en el que estamos. Es como si tuviésemos que volver a replantearnos toda la base de nuestras certezas tan duramente acumuladas. Pero también te digo “entre las historias que nos cuentan y lo que ven nuestros ojos” estaba la experiencia adquirida y la reflexión racional. En esta guerra, creo que hemos prescindido de ellas.
Comparto contigo la definición de la situación en la que estamos: Siniestra....y no por la otra acepción del vocablo. Pero si la situación en sí misma es siniestra, el ignorar y admitir que no se sabe cómo hemos llegado hasta aquí; la hace más siniestra todavía.
Siniestro es saber que en esta película sangrienta, nos han asignado sin saberlo y sin quererlo un papel estelar: El de los “buenos” que dan su consentimiento para que liquiden a toda costa a los “malos”. Ha sido una jugada maestra donde en cruel paradoja el gatillo del inicio de ésta lo hemos apretado los que tradicionalmente nos hemos opuesto a todas las guerras. Recuerdo manifiestos de hace tres meses donde no se firmaba para parar este atropello, sino que dándole validez a las milongas que nos contaban; firmábamos para que Gadafi despidiese a “sus mercenarios” . Luego hemos visto dónde y apoyados por quién están los mercenarios.
Muy mal precedente el nuestro con estos nuevos compañeros de cama “humanitaria” que nos han aparecido entre las sábanas, que nos pueden condenar a nosotros y a media humanidad en lo sucesivo. Antes fue la cruz y la espada, ahora la receta es la “democracia” y la bomba, pero prescrita por nosotros haciendo de doctores que saben de enfermedades pero desconocen las particularidades de cada organismo. Eso sí, la ciencia es nuestra e indiscutible.
La argucia humanitaria la hemos aportado nosotros, nosotros les dimos el cheque en blanco de nuestra candidez a las superpotencias que manejan el Consejo de Seguridad de la ONU para legitimar lo que comenzó como la creación de una zona de exclusión aérea y prosigue en un baño de sangre cada día más atroz, donde la OTAN ha asesinado y asesina a miles de civiles y de militares leales, ha bombardeado y bombardea instalaciones civiles, universidades, hospitales, religiosos en busca de negociaciones imposibles. Bombardea hasta la flota pesquera, imprescindible para poder comer. Y como el nazismo con su terminología perversa y criminal, llamémosle a esto “deber de proteger”.
Una pueril simplificación de equiparación cómoda de todas las revueltas árabes tiene la culpa, pero el apriorismo y la miopía fue nuestra. En nuestros análisis, no hemos sido nosotros los que nos hemos acercado a la realidad; sino que la realidad es la tenía que casar aunque fuese con calzador en nuestras "teorías". Creer en lo que nos interesaba creer, en suma. Personas formadas e inteligentes, que todo lo cuestionan como tiene la obligación de hacer todo ser racional; han venido aceptando hasta ahora y sin pestañear la única e unilateral información que llegaba. Y hemos asumido ese lenguaje pervertido no sólo en el fondo, sino hasta en las formas: Personas inteligentes y sin mancha en su expediente democrático, se someten a la declaración previa de demócrata sobre esta guerra y deben de cumplir el ritual protocolario e impuesto de los epítetos satanizadores hacia Gadafi, proporcionados también por los que aportan todo el resto de la terminología que hemos hecho nuestra sin darnos cuenta. Vivimos inmersos en el lenguaje y nunca estuvo tan mancillado ni secuestrado.
Una inteligencia magistral ha sido capaz de embarcarnos en esta aventura y validar de manera irrefutable la guerra “humanitaria”. Siento náuseas cada vez que veo al secretario de la OTAN decir que no se preocupen los libios que la OTAN “no cesará de protegerlos hasta el final”. Una mentira repetida hasta la saciedad es una verdad. Nuestra protección de los libios es medieval: Los salvamos en alma, en concepto abstracto; destruyendo el cuerpo y el espíritu. Si unas democracias devaluadas de por si en su dependencia de los mercados se atreven con falacias a matar seres humanos, es muy improbable que este modelo defectuoso se pueda exportar con esta metodología. Y menos todavía entre unos “rebeldes” en los que están presentes desde ex - ministros de Gadafi expulsados del gobierno por corrupción hasta Al Qaeda. La paradoja de nuestra intervención “democrática” en Libia es que una sociedad laica la estamos intentando volcar hacia un feudalismo integrista y corrupto, mucho más manejable para las verdaderas intenciones de este guerra.
Estamos despertando de la hipnosis humanitaria, y creo que moralmente tenemos ahora la obligación de recuperar el tiempo perdido. Es una lucha contra reloj: Si quieren dominar Libia y nada parece indicar otra cosa, no tienen otra opción que asesinar a media población que permanece leal a su gobierno , y esto es así, mal que nos pese. Aquí tienes las imágenes de estor tercos libios que “persisten en su error” con sus banderas verdes:
Desde nuestro desconocimiento de lo que es la democracia tribal, desde nuestro etnocentrismo no declarado, desde esa supuesta superioridad cultural...tenemos que enfrentarnos a una paradoja irresoluble si no cambiamos los esquemas: Van a matarlos en nombre de la grandilocuencia de palabras que nacen ya muertas de labios sangrientos. Y creemos que es tan de rango superior lo que invocamos que la extinción de los demás parece que compensa en el imaginario colectivo. Es bochornoso: Aquel kantiano “trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti”, que subyace incluso en la religión cristiana; que sin admitirlo de manera expresa ni reflejarlo en ningún texto parecía que debía de ser la guía de la actividad democrática; ha quedado devastado al lado de nuestras almas muertas.
¿Qué nos ha faltado por apoyar y consentir?. El asesinato selectivo ya está admitido en el nuevo ideario democrático, el magnicidio nadie lo ha cuestionado con el asesinato del hijo de Gadafi y sus tres nietos. Los “daños colaterales”, se han devaluado más todavía hasta ser convertidos en silencio o en fruslerías sin importancia frente a la macabra paradoja de que matando protegen. El secuestro del dinero del estado libio (primero decían que era de Gadafi), lleva a declarar en público a nuestra Ministra de Exteriores; que “están buscando la fórmula de entregar ese dinero a los rebeldes de una manera legal”. Las peores perspectivas hacen realidad estas declaraciones: La sospecha de que el derecho internacional era una simple artimaña para llevar a efecto los planes preconcebidos de los poderosos se confirma con toda desfachatez, el secreto mejor guardado de las democracias al servicio de las grandes corporaciones desvelado por esta indiscreción. Y ante este siniestro panorama, ya nadie discurre, ni cuestiona, ni se inquieta...sólo se asume con silencio el disparate. Y como mucho, nos lamentamos de la falta de información. Siento decirlo, pero creo que esta verdad es tan sórdida e inasumible que optamos por eludir responsabilidades que sin embargo ya tenemos contraídas desde que activamos con nuestro buenismo aparente la espoleta de esta guerra. El infierno está empedrado de buenas intenciones.
Aquello tan discutido del compromiso del intelectual, es en tiempos como estos cuando de verdad se pone a prueba. Y con la cantidad de información disponible, no podemos alegar escasez de ésta “de una parte y de otra”. Por cierto, a mi juicio no hay “una parte y otra”: Está Libia frente a 42 países agresores más sus mercenarios.
La información se busca, y nunca fue tan abundante ni tan poco aprovechada. El riesgo es que cuanto más conozcas, más te involucrarás. La verdad yace en un pozo cada vez más oscuro y después de tanto siglos desde Demócrito, es muy probable que esté ahogada: Pero está, con los ojos abiertos…y nos dice que este panorama belicista de desolación moral y miseria intelectual sólo puede engendrar otra vez el fascismo. Por lo tanto, no hay pretextos para no buscar la verdad, ella no va a descender del cielo en nuestro salón comedor para alumbrarnos con sus rayos. Eso si, corremos el riesgo de encontrarla. Pero por encima de nuestra soberbia intelectual que pretende saber hasta de Libia sin conocer apenas nada, salvo lo que nos han contado los contadores oficiales; por encima de la fatuidad de pretendernos etiquetadores universales, casi siempre siguiendo el guión que sin verlo nos trazan; está la urgente necesidad de parar esta guerra y de impedir las que tienen preparadas; en base a la buena experiencia del silencio y de la colaboración que están viendo con ésta.
Todos los medios sin excepción están en la misma línea o en el mismo silencio clamoroso cuando no les interesa que determinadas cuestiones se conozcan. La máxima kantiana del “atreverse a saber” se ha vuelto revolucionaria. No soy nadie para dar lecciones magistrales, pero nada más se le exige en este tiempo sombrío al intelectual: Simplemente que se atreva a saber. Que reconstruya el edifico de su conocimiento desde el cartesianismo de la actual duda metódica, duda que se podría resumir así: ¿por qué tengo que confiar ahora en las mismas corporaciones de la guerra que destruyeron Irak con el pretexto de las armas de destrucción masiva?. ¿De pronto éstas se han vuelto altruistas y humanitarias con los libios?. Ellos han aprendido mucho de Irak. Nosotros hemos olvidado.
Este fragmento de la “Loa de la Duda” de Bertolt Brecht tal vez lo resuma todo:
¿De qué le sirve poder dudar?

A quien no puede decidirse?

Puede actuar equivocadamente
Quien se contente con razones demasiado escasas,
Pero quedará inactivo ante el peligro
Quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
Que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
Dudar.
Te ruego que dada tu relevancia social y tu ascendencia intelectual; le des una oportunidad a quienes no han tenido ninguna facilidad para hacerse oír. Tienes la posibilidad de hacerlo con Leonor Massanet, psicóloga. Ha estado en Libia mucho tiempo, conoce a este pueblo y lo quiere. Ha sido capaz de estar en Trípoli hace unos días bajo las bombas mientras los periodistas occidentales que se supone que deben de informar permanecen encerrados en el lujoso hotel Rixos, poniendo en evidencia el papel del periodista cuando los intereses son del calado de esta guerra. Ha tomado fotografías, tiene informes, tiene documentos, tiene un blog, recibe información telefónica diaria desde Libia...y tiene la poderosa necesidad de que se conozca qué están haciendo en nuestro nombre los supuestos demócratas en ese país . Yo no sé que infundios ni mezquindades se han divulgado para que Leonor no haya podido contar lo que sabe y demuestra. Es la paradoja de la libertad de expresión: La tienes, pero si tu verdad no nos interesa será convenientemente anatemizada y escondida. A veces, por tus propios compañeros de viaje; haciendo sin pretenderlo el trabajo sucio de los censores.
Rosa, espero que no caigas en el juego de los que a sabiendas o por ignorancia quieren que no hable. Y que le des una oportunidad a la paz, que le des una oportunidad a Leonor para que pueda explicar el otro punto de vista. Te dejo su correo y su teléfono:
Telf. 971676641 – Móvil: 670367759
Te adjunto algunos links sobre como se “protege a los civiles” por parte de la OTAN:














Abogados franceses van a presentar una denuncia por crímenes contra la humanidad por parte de la OTAN y del Presidente francés. Pienso que aquí, que somos de gatillo fácil para las firmas que aplacan nuestra conciencia y no sirven para casi nada; podríamos ir consultando con juristas para denunciar a los responsables de esta guerra y a los colaboradores necesarios.
Y esto es la repera: No es propaganda pro-Gadafi, pero casi… Es un documental de TVE de la serie españoles por el mundo. En esta caso, “Españoles en Libia”, emitido hace poco más de una año. Es tremenda la sensación que te queda de haber sido absolutamente manipulado por el aparato de propaganda de esta guerra, cuando descubres en el documental a un país en paz y en crecimiento que empezaba a abrirse al exterior.
¿Mi interés?. Me quedé con el alma rota y desgañitado despuésdel salvaje ataque a Irak y no quiero acabar aplicando sólo vendas. No me gusta la medicina paliativa si podemos prevenir la enfermedad .
Un saludo y quedo a tu disposición.
José R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario