sábado, 23 de abril de 2011

Atacada por no compartir la conducta homosexual.


Una florista se niega a vender flores a una boda gay y le montan una manifestación en su casa.


“Petals and Promises Wedding Flowers”, el negocio familiar perseguido.
(Forum libertas) - Kimberly Evans, una florista de Riverview (New Brunswick, en la costa atlántica de Canadá) recibió la visita de unos 50 activistas del homosexualismo político en su casa el pasado 19 de marzo, en una manifestación para protestar por su decisión de no vender flores para una boda homosexual.
Kimberly Evans es la dueña de su propio negocio, “Petals and Promises Wedding Flowers”, que administra desde su hogar familiar. Cuando descubrió que la “boda” a la que ella había accedido enviar flores el mes pasado era un acontecimiento homosexual, envió un correo electrónico a la pareja lesbiana, explicándole que, en conciencia, no podía ofrecerles el servicio.
“He decidido rechazar este servicio. Como cristiana renacida, he de respetar mi conciencia ante Dios y no participar en este asunto”, decía el correo electrónico, según informa CBC News.
El organizador profesional de bodas de la pareja, Mario Bourgeois Leduc, difundió el asunto por Twitter, declarándose “espantado” y “ultrajado” por el e-mail de la florista cristiana.  “Esto las acompañará a ellas durante años, porque de nuevo se les dijo que sus vidas no son correctas”, declaró el organizador sobre sus clientas, como si fuesen víctimas de un gran agravio.
Leduc invocó la Ley de Derechos Humanos de New Brunswick, que prohíbe a los comercios discriminar sobre la base de la orientación sexual. Activistas del homosexualismo político aniamron a la pareja que llevase su caso al Tribunal de Derechos Humanos, aunque al final no se hizo.
El 19 de marzo unos 50 activistas se presentaron con banderas del orgullo gay y flores ante la casa de la florista.
Kimberly no quiso hacer declaraciones, pero ChristianGovernance informó que su comunidad cristiana, la Iglesia Bautista de Whitepine en Riverview, la apoyaba a ella y a su esposo. En el mismo momento de la manifestación, hermanos de su comunidad acudieron a rezar con la familia de Kimberly.
¿Salvar a los gays oprimiendo a los cristianos?
“Los sabios secularistas desean liberar a los homosexuales, pero sólo pueden hacerlo oprimiendo a los cristianos. Una pequeña florista se levanta ante ellos, y su reacción es desproporcionada con el estímulo. Parecería que Kimberly Evans estuviese a punto de dirigir a los hunos de Atila por la calle principal de Ottawa”, escribió el periodista Lee Duigon en Chalcedon.edu.
“Nadie debería decir a un cristiano propietario de un negocio que ha de comprometer sus convicciones religiosas porque alguien podría ofenderse. Esto es especialmente cierto cuando las acciones del empresario no implican ninguna pérdida para la parte ofendida. Las flores se obtuvieron en otro sitio, la boda se hizo tal como se planeaba. Estoy seguro que la mayoría de la población homosexual de Moncton y sus alrededores, sean los que sean, estarán de acuerdo en que este incidente representa un ejercicio legítimo de la libertad religiosa así como la hiperreacción habitual de los homosexuales militantes de explotar cualquier caso para obtener ganancias políticas”, escribe David Krayden en Noapologies.ca.
Recientemente ha habido varios casos de acoso de activistas homosexuales contra quien no quisiese doblegarse a sus deseos. En Estados Unidos, unas lesbianas llevaron a juicio (y ganaron) a unos cristianos que no les dejaron sus locales para su ceremonia de unión civil. Miss California 2009 perdió su corona por ser cristiana y negarse a hablar a favor del matrimonio homosexual. Y una ex lesbiana que se convirtió al cristianismo, vio como los jueces le quitaban a su hija biológica y se la daban a su ex compañera.

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